jueves, 10 de septiembre de 2009

Y vamos con la economía.

Hoy sí toca hablar de política y economía. Que no se diga.

Son casi las tres de la mañana, y me he dedicado a ver vídeos de Iñaki Gabilondo en Youtube. Y, entre una cosa y otra, me ha llegado la inspiración para volver a aporrear las teclas. Estamos en Septiembre de 2009, y el 2010 ya se ve en el horizonte. Pero poco ha cambiado. La gente sigue siendo despedida. El déficit aumenta. Hipotecas sin pagar, familias y sueños truncados. Dramas que se ven a diario. Y el gobierno sigue dando palos de ciego.
En todo este tiempo, ya más de un año de su estallido oficial, no se ha hecho nada. ¿Por qué no se ha hecho nada? ¿Falta de interés? ¿Falta de poder? ¿Falta de dinero?
Está claro que para salir de esto, hace faltar invertir. Pero, para poder invertir, hace falta dinero.
Y, hoy mismo (bueno, vale, ayer) Zapatero dejaba insinuar que volverán a subir los impuestos indirectos. ¿Otra vez? ¿Por qué? ¿Es que en el Gobierno no hay un solo keynesiano? ¿Ni uno? ¿Nadie le ha dicho al presidente que los impuestos indirectos acaban favoreciendo a las clases más altas?
Esto lo entendería (en serio, lo entendería, lo comprendería, y lo aceptaría) si lo hubiera hecho un partido liberal en lo económico, como pudiera ser el PP. Pero, ¿el PSOE? Bueno, supongo que esto ha sido la prueba definitiva. Lo que muchos necesitaban para quitarse el velo de la cara. El PSOE no es de izquierdas. Cómo mucho, de centro. Y eso siendo generosos.

Pero volvamos al tema original. ¿Qué vamos a hacer? Es más, ¿se va a hacer algo?
Los indicios parecen indicar que vamos camino de salir de esto. Pero, ¿por qué? ¿Cómo? Realmente, no se ha hecho nada. Bueno, sí, se le ha dado más dinero a los bancos. Más aún.
Pero ya está. El modelo económico no se ha cambiado. Ni aquí, ni en Europa, ni en Estados Unidos. Y ya no se va a cambiar. A con los culpables de todo esto, ¿qué ha pasado?
Pues ha pasado que se les ha dado una palmadita en la espalda, un par de millones más, y un pequeño tirón de orejas. Tan pequeño, que más bien ha parecido una caricia.
Aún quedan en nuestra memoria esas frases célebres de George Bush y Monsieur Sarcozy, que afirmaban que había que cambiar el capitalismo. Refundarlo. Pero fueron eso, palabras. Y dónde digo Diego, Diego digo.

A día de hoy, la verdad es clara. Son los trabajadores los que siguen pagando los platos rotos. Una crisis que ha nacido por culpa de la avaricia, de la especulación, del deseo de ser más de lo que se merece. Pero la mentalidad común no ha cambiado. No hemos aprendido nada. Dentro de un año, tal vez dos, se habrá perdido la oportunidad de haber logrado hacer cambiar la situación. De haber introducido un modelo sostenible, ecológico. Que pueda ayudar a la humanidad, y no al revés. Esa opción se ha desvanecido.

Y puede que ya sea tarde. Puede que y tengamos que esperar al cambio de fase histórico, que se está gestando. África, Sudamérica, Asia, llevan mucho tiempo esperando para alzarse. Y, si son como nosotros (y de eso bien que nos hemos encargado) no van a tener piedad.
Y para entonces, igual no queda aire que respirar, ni agua que beber, y menos aún, sentido común. Que ese sí que es una especie en peligro de extinción.

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