miércoles, 2 de septiembre de 2009

1er Artículo

Llevo un buen rato delante de la pantalla, aporreando las teclas, buscando un tema sobre el que escribir y hacer un buen primer artículo. He empezado algo sobre la Gripe A, pero me he dado cuenta que prácticamente he copiado palabra por palabra de la Editorial de Iñaki Gabilondo del Lunes. También he comenzado un artículo sobre la izquierda europea y su pasividad, pero es un tema tan sobado, que lo he dejado a medias y lo he borrado.

Se me han pasado por la cabeza otros temas, como los juegos de rol en sí, la compra de Marvel por Disney, o los gatos chinos jugando al Piedra-Papel-Tijera. Pero nada. No he encontrado nada convincente, nada que me atraiga. Nada sobre lo que pueda ponerme a escribir y escribir.

No sé, hace tiempo que no me siento a gusto escribiendo. Hace dos o tres años, siempre estaba escribiendo. No eran gran cosa, no eran nada especial, pero oye, me gustaban. Eran mis creaciones. Tenían faltas de ortografía, las historias no llevaban a ningún puerto, y morían antes de cumplir diez páginas de Word. Pero eran mis creaciones. Por supuesto, sucesivos formateos del ordenador, el descuido, o las limpiezas que se hacían en los foros dónde las colgaba, han hecho que casi todas desaparezcan.

Pero sigue habiendo una que no deja de moverse por mi cabeza. Este mes hará un año que tengo pensada la trama, el desarrollo, los personajes, incluso el final. Un final sangriento, con la muerte de uno de los protagonistas. Pero no consigo plasmarla. Me cuesta horrores. Cada vez que abro el procesador de texto, toda la inspiración, todas las ideas, desaparecen. Es lo que más rabia me da. Sé que tengo una buena historia entre manos. Unos personajes que no están mal. Hay de todo, fantasía, aventura, magia, amoríos, violencia, sangre, vísceras y destrucción. Hasta política, joder. Que de ese tema sé un par de cosas.
Pero nada, no consigo unirlo todo. Y es lo que me jode.

No sé si el que lee esto sabe de lo que hablo, pero es una de las cosas más jodidamente frustrantes en la vida. Tener algo en la cabeza, pero no ser capaz de transmitirlo. No sé si es por falta de capacidad, o de imaginación, o de qué mierda. Pero nada, que no soy capaz.

Pero lo que de verdad jode, lo realmente triste, es la falta de apoyo de los demás. Ya he comentado que suelo colgar lo que escribo en foros de Internet. Y lo que más jode es la pasividad de la gente. Ves como el contador de visitas aumenta, pero el de comentarios sigue en 0, salvo que tú mismo vayas escribiendo más y más. Y mientras, ves como relatos que sabes que son peores que el tuyo propio tienen cada vez más comentarios. Muchos pensarán que eso es soberbia y tal. Pero es que te pasas por historias que apenas tienen comentarios, y son infinitamente mejores. Y te preguntas ¿por qué?.

No sé, es agradable ver que la gente aprecia tú trabajo. Sí, vale, tienes que escribir por gusto, no sólo para recibir elogios ni nada de eso. Pero leer un comentario diciendo qué está bien, qué está mal, o, simplemente, animándote a continuar, te eleva mucho la moral. Te anima a volver a abrir el procesador de texto, y seguir escribiendo.

De hecho, la historia que he mencionado antes, la sigo teniendo en marcha únicamente por una lectora que me anima a seguir adelante. Creo que si no fuera por ella, le habría echado el cierre hace tiempo.
Quién sabe, tal vez ese sea mi destino, echarle el cierre. Dejar madurar un poco la historia, pensarlo todo un poco más. Dejar que pase el tiempo, que en mi mente se forme cada una de las palabras, puntos y comas. Y, entonces, pueda poner el punto y final a mí primera novela. Ni siquiera quiero publicarla. Simplemente, quiero terminar algo en mi vida. Y creo que una novela no sería mala cosa.

¿No?

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